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La perspectiva de cuidados debe llegar a las universidades

Especialistas proponen la perspectiva de cuidados como una prioridad para la UNAM y otras instituciones educativas.

   Joaquín Cruz
   27 de febrero de 2024

Muchos de los fenómenos y malestares que aquejan a nuestra sociedad como la violencia, la desigualdad social y el deterioro del medio ambiente, pueden y deben ser atendidos desde la Universidad, sin embargo ¿qué pasa cuanto tales problemas permean en la comunidad universitaria?

Frente a una educación universitaria que dificulta el pleno desenvolvimiento del estudiantado, un grupo de especialistas que se dieron cita el pasado 30 de enero de 2024 en el Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la UNAM proponen generar una cultura solidaria dentro de la Universidad que tenga como prioridad ofrecer un ambiente de cuidados, atención y empatía con el fin de garantizar el desarrollo pleno de la comunidad universitaria.

Esto se dijo en la quinta edición del encuentro Ciencia, Innovación, Tecnología y Academia (CITA), que tuvo como ponente principal a la investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas y el C3 de la UNAM, Estela Rosello Soberón, quien impartió la charla: “Por una universidad de cuidados: responsabilidad social desde la complejidad”.

“Las universidades públicas de hoy y del futuro tienen la responsabilidad social de investigar y producir conocimientos de punta para enseñar a cuidar. El investigar y enseñar para hacernos cargo de nosotros mismos, del medio ambiente y de los otros que nos rodean, puede ser la clave para otorgar un nuevo sentido vital y de trascendencia entre las generaciones más jóvenes, ávidas de encontrar esperanza y certeza de que su presencia en el mundo importa y puede hacer la diferencia”, dijo Roselló en su ponencia.

Roselló estuvo acompañada por un panel de comentaristas, conformado por el coordinador general del C3, Xavier Soberón Mainero ; la directora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE), Gabriela de la Cruz Flores y la responsable del área de comunicación del C3, Aleida Rueda , todos moderados por la investigadora del Instituto de Investigaciones en Energía y coordinadora de comunicación del C3, Julia Tagüeña Parga .

Una realidad desoladora para los jóvenes

En su ponencia, Estela Rosello reflexionó sobre los retos a los que se enfrentan los estudiantes en su paso por la Universidad. De simbolizar la garantía de una mejor calidad de vida, la educación universitaria se ha convertido en una realidad desoladora para los jóvenes. El “49.7% de los graduados no trabajan en algo relacionado a su carrera”, rescata Rosello de la Encuesta Nacional de Egresados 2023.

Sumado a esto, las y los universitarios se enfrentan al encarecimiento de la vida, pues cada vez es más difícil encontrar alojamiento que permita tener acceso a servicios de salud y a una alimentación saludable. También tienen que enfrentar problemas como el rezago académico, el sentimiento de soledad, así como problemas psicoemocionales como la ansiedad y la depresión, muchos de ellos generados por la crisis por COVID-19.

Por eso, para la académica, es necesario replantear el papel de las universidades ya que, dijo, “la universidad ha dejado de ser el lugar al que acuden para investigar, aprender y estar en contacto con el conocimiento, se ha convertido en un lugar para habitar, para encontrar una familia sustituta, para acceder a ciertos servicos básicos como baños, comedores, los espacios para convivir, socializar y sentir cierta contención ante un mundo que no es fácil de enfrentar”.

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Estela Roselló en el quinto encuentro CITA.
Foto de Alfredo Fragoso/C3-UNAM

Un diseño desde el cuidado

Desde el terreno de la psicología, Gabriela de la Cruz Flores habló de la educación como un derecho llave que nos permite vislumbrar con mayor claridad otros derechos, sin embargo coincidió con Rosello en que “gran parte de los problemas a los que se enfrentan los alumnos son propiciados por encontrarse con lugares carentes de cuidados”.

“Hemos estado tan enfrascados en buscar el éxito académico que nos hemos perdido en un sinfin de medidas que poco dicen de nosotros y nosotras”, dijo la académica sobre la manera en que se desarrollan las clases dentro de los salones de clase, que priorizan la parte académica y dejan de lado el estado emocional del estudiantado.

Para la directora del IISUE la perspectiva de cuidados debe ser aplicada a la educación para promover un aprendizaje pleno. Algunas de las prácticas en ese sentido incluyen: brindar ayuda y apoyo, crear ambientes que propicien el desarrollo de capacidades y potencialidades; reconocer vínculos con los otros, y construir un pensamiento crítico para la resolución de problemas y toma decisiones; actuar con una ética que no descuide la parte afectiva con nuestras y nuestros iguales y el resto de seres con los que convivimos.

Modelo para el futuro

“Con la sustitución de muchos trabajos actuales por sistemas no humanos, ¿qué nuevos trabajos y actividades ocuparán las generaciones futuras?... Las actividades relacionadas con los cuidados”, dijo Xavier Soberón. “Somos sólo los seres humanos los que podremos hacer un trabajo apropiado” porque “cuidar a otros es lo que da sentido a la existencia hoy en día y lo que continuará siendo la opción para tener sentido en la vida”.

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Gabriela Dutrénit
Xavier Soberón, Estela Rosello, Gabriela de la Cruz, Aleida Rueda y Julia Tagüeña Parga.
Foto de Alfredo Fragoso/C3-UNAM

Para el coordinador del C3, la ética del cuidado puede garantizar no sólo nuestra supervivencia, sino la del resto del ecosistema y sus habitantes también: “una importante proporción de la humanidad no tendrá como meta asegurar su sustento y una vida digna, la tendrá garantizada”.

Con problemas estructurales como violencia de género, pobreza, impunidad, desempleo, desigualdad socieconómica, discriminación y precariedad en la investidura de instituciones públicas de salud emocional y mental, el proyecto de “Cuidados para la vida y el bien común” busca precisamente generar una agenda cuidadora que no sólo exista en la UNAM, sino que pueda ser aplicada en espacios laborales privados y en el terreno de la política pública.

Esta es una parte fundamental que compartió Aleida Rueda a partir de su entrevista con la politóloga Joan Tronto. “En las universidades tendemos a dividir las cosas. Yo estudio la política, tú estudias economía, tú estudias antropología, tú estudias sociología. Pero lo realmente importante es que unamos todas estas perspectivas. Tener un interés y una preocupación comunes y luego utilizar nuestro buen pensamiento y nuestras prácticas para empezar a acercarnos y ver qué podemos hacer mejor”, dijo la comunicadora.

Citando Tronto, Estela Rosello también explicó que toda actividad de cuidado busca continuar, mantener y reparar las condiciones que nos permiten vivir de la mejor manera con nosotros, las demás personas y el medio ambiente. Estas condiciones son en sí complejas dado que están condicionadas por múltiples factores y surgen a consecuencia de muchas causas.

Por ello, el estudio del cuidado se aborda desde la ciencia de la complejidad, porque contempla un diálogo entre saberes diversos para explicar una relación de cuidado en particular; toma en cuenta las necesidades, tensiones e intereses propios del sistema de cuidados que se estudia; reúne las múltiples dimensiones que integran una realidad; reconoce hacer consciente la incertidumbre para entender quienes cuidan y a quienes cuidar; y el análisis concreto dentro de un tiempo y espacio definido.

Retomando la iniciativa Futuros de la educación de la UNESCO, misma que sugiere que el replanteamiento de la educación y el conocimiento pueden contribuir al bien común, Rosello Soberón afirmó que el C3 tiene las facultades para diseñar un proyecto de esta magnitud: “Este se concibe como un proyecto de investigación compleja en torno a la metodología de la transdisciplina, en torno al objetivo de formar ciudadanos que sepan cooperar entre ellos para encontrar desde el pensamiento en la complejidad las soluciones a los temas sociales de nuestro presente y en torno al propósito de generar una nueva conciencia de corresponsabilidad social, principio de la cultura cuidadora”.

En síntesis el proyecto “Cuidados para la vida y el bien común” busca construir un sentido de responsabilidad compartida en la sociedad, promover la ayuda mutua y la interdependencia de las personas en lugar de la cultura individualista y egoísta, así como fomentar la compasión y la empatía en vez del desprecio.

Rosello Soberón concluyó que la excelencia académica ya no debe entenderse tanto como competencia, sino como colaboración y donde la búsqueda es por “poner la interdependencia sobre la autonomía egoísta, la pasión sobre el desprecio y la visibilización del vulnerable sobre la indiferencia.


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